
En vez de cantar villancicos, le has contado tragedias a la almohada. Por eso está harta de ti, y hay días que no te deja dormir a modo de castigo. Las fotos de tu pared repiten sin cesar: Has cambiado, has cambiado, ¡HAS CAMBIADO! Lo dudas. Lo que sí has cambiado han sido las reuniones familiares por el gimnasio y los paseos solitarios. No comes turrón, ni mazapanes, ni cordero, y tampoco bebes champagne. Lo único que te has tragado han sido tus lágrimas.
Pírate de una vez, Navidad. Quizás cuando te marches, regresarán a los que yo eché de mi vida... antes de que tú llegases.
Pírate de una vez, Navidad. Quizás cuando te marches, regresarán a los que yo eché de mi vida... antes de que tú llegases.